Me encanta mirar en los buzones...
Me encanta mirar en los buzones… No penséis mal.
Me encanta mirar en MI buzón. Me apasiona cuando recibo un sobre que no es de publicidad, o una postal de un amigo/amiga que ha se ha acordado de ti.
Ese segundo de alegría melancólica. Ya casi nadie te escribe, casi nadie recuerda esa sensación de recibir una abrazo desde la correspondencia. Por eso sigo escribiendo postales navideñas, mandándolas. Sé lo que sentirá esa persona cuando la encuentre. Me cautiva esa sensación, muy parecida a la noche de Reyes.
Ya se han acabado las navidades, y aún así mi hijo de cuatro años sigue abriendo el buzón esperando esa misiva. Desconoce que casi todas las tarjetas navideñas se las he mandado yo… es mi regalo. Mi auto-regalo esa cara con la mirada de emoción…
Porque no mantener ese ardor… si correcto.
Seguiré mandado cartas… Tendrán un amigo/a visible a través de las palabras.
Nuestro gran lujo son las palabras. Aún más riqueza si esas palabras son escritas.
Empezó como un juego, y siguió como tal. Todos los años esperamos con devoción atea la carta de Capitán. No siempre puede escribir él.
Pero cuando ese sobre rojo es depositado en el buzón. Todos los sueños se escapan. Florecen allá donde su esquela o nombre figura. Y una gran sonrisa dedica quien la recibe.
El galeón Peta-Zetas iza su bandera pirata y comienza la aventura…
“Cuando la bandera del Capitán veas ondear.
Ponte rápidamente a buscar. “…